MORTADELO

Estudios y artículos sobre la serie Mortadelo y Filemón, de Francisco Ibáñez

 

 

El cine de hoy (1978)

Por Antonio Tausiet

 

 

Cuando se habla en el argot cinematográfico de una aparición estelar y fugaz de un personaje conocido, se suele emplear el término "cameo". Mortadelo y Filemón protagonizaron su propio cameo en la historieta de dos páginas titulada "El cine de hoy", publicada en el único número de la cuarta época de la revista Can Can. En su libro "El mundo de Mortadelo y Filemón", Miguel Fernández Soto escribe (página 188):

 

1978: Can Can (4ª época)

Después de la muerte de Franco y en un marco de mayor apertura, Bruguera apuesta por la recuperación y actualización de una revista que en su día marcó un hito por la valentía de su temática para mayores en la época de mayor vigilancia de la censura. Autores de entonces y de ahora experimentan con una temática más abierta destinada a un público más adulto que el de las clásicas revistas de la casa. Vázquez, el más atrevido, nos deleita con su habitual desparpajo con historias ambientadas en una casa de citas; Figueras prefiere explorar el lado adulto con la prolongación de una temática que ya aborda con éxito en las publicaciones de Garbo: el humor terrorífico; e Ibáñez nos sorprende con una historieta de dos páginas titulada El cine de hoy en la que, con su habitual ironía, compara el cine de antaño con el de esta época de mayor libertad sexual, incluyendo un cameo impagable de Mortadelo y Filemón en la cola de un cine porno. Lamentablemente, el experimento no pasó de este primer número, que queda para la historia como testigo de lo que podría haber sido una auténtica revista para adultos made in Bruguera en tiempos de libertad.

 

Gracias a esta iniciativa de la Editorial Bruguera, capitaneada por Armando Matías Guiu, podemos encontrar a nuestros dos agentes en perfecta armonía, con una sonrisa de oreja a oreja, esperando para entrar a ver la película "Carne de jergón", en cuyo cartel se lee: "Prohibida la entrada a niños y sementales".

Pero hagamos un recorrido más pausado por todos los datos que tenemos acerca de esta aparición estelar.

 

Can Can

En primer lugar, la cabecera. En 1957 se produjo una espantada de dibujantes en la editorial Bruguera, procedentes de Pulgarcito (entre ellos, Escobar y Peñarroya). Juntos fundaron una nueva revista, Tío Vivo, con contenidos más adultos que los habituales en los productos Bruguera. La editorial, por su parte, ya había sacado el DDT en 1951 con una intención similar. Pero en 1958 lanzan Can Can, la más atrevida de todas, con la intención de competir directamente con los escindidos dibujantes de Tïo Vivo. Y lo consiguen. Los fundadores vuelven al seno de la casa madre con su revista, en 1960.

Ha sido una lucha breve pero basada en hechos con una carga de profundidad enorme. En primer lugar, un nutrido grupo de trabajadores clave de una empresa se une para intentar llevar a cabo una aventura propia, dadas las malas condiciones laborales. Por otro lado, y siempre teniendo en cuenta que la historia se desarrolla durante una dictadura, se impregna de erotismo el trabajo que hasta entonces estaba dedicado a un público general, casi siempre infantil. Y por último, la empresa contraataca acentuando hasta el límite de lo permitido la carga sexual en su nuevo producto, logrando mediante este recurso la vuelta al redil de los empleados díscolos.

Tras tres "épocas" de subsistencia, la revista Can Can desaparece en las fauces del franquismo, en 1967.

 

El único número de la cuarta época

Pero el 29 de mayo de 1978 (casi parece una broma: la fecha aparece así en la mancheta de la revista), aparece Can Can, Año I, 4ª época, número 1. "Para mayores de 18 años". El tamaño es el habitual en las revistas actuales, un A4, la mitad de lo que ocupaba en su día el Can Can original. En la portada, un manierista dibujo de Raf, con la consabida señora estupenda. Tres años después de la muerte de Franco, España se encuentra en plena época del llamado "destape".

 

 

El inefable Armando Matías Guiu, viejo empleado de la editorial, que había ejercido de guionista y de otros trabajos variopintos, dirige este nuevo experimento. Lejos queda su recordada invención para la historia del humor celtíbero, los "Diálogos para besugos".

El equipo de ilustradores lo forman, entre otros, el mencionado Raf, un omnipresente y genial Vázquez, Segura, Figueras... e Ibáñez, que colabora con las dos páginas que nos ocupan.

Un breve editorial (con el genuino estilo de Matías Guiu) reza:

Can Can no contiene: Desmadres eróticos, tabarradas políticas, pintadas, ligues de famosos. Ni hablamos de: Atracos, secuestros, guerras, revoluciones, los precios, la T.V.E. y otras grandes calamidades de la Historia. Sólo pretendemos que usted lo pase lo mejor posible, que ya es decir mucho. Buenas noches.

Como colaboradora especial, la revista cuenta con Susana Estada, actriz que representa en esos momentos la liberación sexual en el país, con sus desnudos y su lenguaje procaz. Publica uno de los llamados por la propia revista "Relatos erótico-decentes que salpican nuestras páginas".

 

Una de las chicas ligeras de ropa que aparecen en la revista,
esta vez dibujada por Manuel Vázquez, para ilustrar
el encabezamiento de la fotonovela que cierra el ejemplar.

 

El cine de hoy

Y llegamos a las páginas de Francisco Ibáñez. El esquema de la historieta es similar al que emplea el autor al inicio de muchas de sus aventuras de Mortadelo. Una sucesión de gags apoyados por textos en off que relatan un determinado aspecto de la sociedad. En este caso, se trata de las películas con contenido erótico. Y el título, "El cine de hoy".

 

Página 1 de "El cine de hoy", de Francisco Ibáñez

 

Tras hacer una irónica presentación histórica ("Tiempo ha, nuestros cineastas, haciendo gala de un total descoco..."), se pasa a comparar las antiguas producciones "de aguerridos cruzados" con las "gloriosas gestas épicas que ofrece el cine de hoy". Aparecen escenas de tono "subido" y chanzas a costa de "almas puras a las que hacen mella" estas producciones.

Títulos como "Sexo en la sopa", en cuyo cartel se ve a una mujer succionando un plátano; o "La negra que tenía el ... blanco", nos llevan a la demostración gráfica del éxito de estas películas contrapuesto al fracaso "de las de antes": ante la taquilla de una producción bélica titulada "Luz de gloria" crecen las telarañas y los champiñones; ante "¡Carne de jergón!" se agolpa una fila de la que vemos los veinte primeros espectadores, entre los cuales se encuentran Mortadelo y Filemón.

 

Página 2 de "El cine de hoy", de Francisco Ibáñez

 

La historieta termina con una típica exageración absurda del maestro. Se nos dice que la "pega" de estas modernas tencencias es que hay que ir cada vez a más. Y pasar del "clásico triángulo" a cuadrángulo y luego a la película "El pentágono". Lo cual lleva a unos agentes del KGB a confundirse, llevando imágenes al líder de la URSS en ese momento, Leónidas Breznev, con las que "se va a tener que ir a enfriar a Siberia".

Como ocurre en todos los casos de muerte prematura, podemos decir que esta cuarta época de Can Can con la colaboración de los mayores genios de la historieta española, es una verdadera joya intemporal. A buen seguro, si hubiera seguido publicándose, los contenidos habrían ido perdiendo la calidad y el cuidado de, por ejemplo, esta historieta de Ibáñez que nos presenta a unos Mortadelo y Filemón, por una vez, humanizados.

 

 

PORTADA