LIBROS

Reseñas sobre libros dedicados a investigar sobre Bruguera

 

 

El Mundo de Mortadelo y Filemón

Nuevos textos no incluidos en la reedición

Por Miguel Fernández Soto

 

 

Nota del webmaster:

El Mundo de Mortadelo y Filemón es el título de un libro con un completo estudio sobre estos personajes de Francisco Ibáñez, escrito por Miguel Fernández Soto. La primera edición (Dolmen Editorial, 2005) dio paso a una segunda (Medialive Contents, 2008). En esta página web se ofrecen los textos escritos entre las dos ediciones que no fueron incluidos en la segunda, para ponerlos a disposición de las personas interesadas. Los apartados finales (Listado de publicaciones y Bibliografía) los ofrecemos en un documento word por superar ampliamente las dimensiones requeridas para el formato web.

Antonio Tausiet

Actualización de la nota del webmaster: Medialive Contents ha lanzado una tercera edición de este libro en noviembre de 2008, con nuevas cubiertas "de lujo" y el Listado de publicaciones actualizado.

 

 

 

ÍNDICE

Presentación: El Mundo de Mortadelo y Filemón, actualización
Introducción, por Carlos de Gregorio
10 años tras la pista de Mortadelo y Filemón
Vientos de cambio en el Pulgarcito de 1957/58

Pulgarcito en 1956
Pulgarcito a finales de 1957

Nuevos autores para la Escuela
Recapitulación: algunos aspectos de la obra de Ibáñez
Modificaciones: varios
Listado de publicaciones y Bibliografía

 

 

El Mundo de Mortadelo y Filemón, actualización

En Noviembre de 2007 se puso en contacto conmigo Vicente García, editor de Dolmen, para comunicarme que se iba a reeditar el libro El mundo de Mortadelo y Filemón, en esta ocasión por Medialive Contents, S.L. Vicente había estado moviendo el tema para compensar el hecho de que Ediciones B ordenara retirar la primera edición entre varios editores y finalmente había dado sus frutos. La edición era inminente, para ganar tiempo ya se había empezado a maquetar con el texto antiguo, por eso Vicente me apremió para mandarle lo antes posible las correcciones o actualizaciones que quisiera hacer.

Afortunadamente, ya tenía algunos textos que no aparecieron en la primera edición (y que en su día ofrecí a los lectores de El Foro de la TIA.com). Ésta era una inmejorable ocasión para incluirlos. Además, los conocimientos sobre Ibáñez no habían hecho sino aumentar desde aquella primera edición en Noviembre de 2005, y pude matizar en ese escaso margen algunos aspectos del primer libro. Incluso el listado final había sido completado en el foro por Señor Ogro, así que sólo era cuestión de incluirlo todo en una auténtica versión corregida del primer trabajo.

Lamentablemente todos esos añadidos no tuvieron efecto en la nueva edición, vaya usted a saber por qué. Pero no quiero renunciar a que los lectores puedan tener acceso a esos cambios, que espero que se materialicen algún día en la “edición definitiva”. Va por todos ustedes, amigos.

Migsoto

 

Introducción

Ten cuidado, amigo lector, si es la primera vez que te asomas a este libro, porque corres el riesgo de quedar atrapado en unas redes de las que no resulta fácil escapar. Este libro no nació para cumplir un trámite ni es el resultado de un encargo realizado apresuradamente. Por el contrario, es fruto de una pasión que ha ido creciendo y madurando durante años, me atrevería a decir que a lo largo de toda una vida. Y has de tener cuidado porque se trata de una pasión contagiosa, que encuentra su caldo de cultivo ideal en los buenos momentos que muchos lectores han vivido a lo largo de su infancia y adolescencia, y en muchos casos en la edad adulta.

Los que hemos crecido leyendo los tebeos de Francisco Ibáñez tenemos una deuda de gratitud que difícilmente podremos pagar en el resto de nuestras vidas. No se trata tan sólo de los buenos ratos que hemos pasado leyendo sus páginas. Es difícil empaparse de tebeos de Mortadelo y Filemón y no aprender al mismo tiempo a ver la vida con sentido del humor, el sentido que nos hace más humanos y el que nos permite sobrellevar los malos momentos y los sinsabores con que nos enfrentamos a lo largo de la existencia.

Miguel ha conseguido con este libro, gestado durante años, la difícil tarea de saldar su deuda de gratitud. Su análisis de la obra de Ibáñez es riguroso y exhaustivo, sin caer nunca en la hagiografía ni en la crítica fácil, y manteniendo siempre el respeto hacia el autor y hacia su obra. Lo que nunca podrá lograr es ser imparcial, porque a lo largo de todo el libro se respira la pasión de su autor. Pasión por las historietas con las que ha crecido y por los personajes que le han acompañado durante años, con los que casi ha establecido una relación de complicidad.

Has de saber, amigo lector, que a este libro le preceden otros dos volúmenes escritos por el mismo autor, y antes de ellos un boletín monográfico de distribución local. El libro que tienes en las manos no es más que la versión actualizada y ampliada de estos trabajos anteriores. El que suscribe fue uno de los privilegiados que consiguió un ejemplar del primer libro de Miguel, “Mortadelo y Filemón, cuatro décadas de historietas”, publicado en las postrimerías del pasado siglo como “Extra” de El Boletín. Por entonces Internet era una novedosa herramienta que se encontraba en pañales, aún estaba lejos la actual proliferación de “blogs” (ni sabíamos qué demonios significaba eso), y la mayoría de los aficionados a los tebeos ni soñábamos con un foro que nos permitiera compartir nuestras lecturas con otras personas. En esas circunstancias, acceder a un libro tan documentado como el de Miguel constituía todo un lujo, que debido a las limitaciones de la distribución sólo estuvo al alcance de unos cuantos.

En el intervalo de un lustro transcurrido entre la publicación de aquel libro y el siguiente, “El mundo de Mortadelo y Filemón”, se produjeron muchas novedades que hicieron madurar el proyecto de Miguel hasta niveles que no podía soñar cuando comenzó su labor. El autor se fue curtiendo como investigador del cómic y como escritor en diversas publicaciones, y al mismo tiempo fue entablando contactos con distintas personas que le permitieron profundizar en su estudio y descubrir muchas facetas desconocidas de la obra de Ibáñez. Paralelamente, se fue desarrollando en la red de redes un ambiente propicio para el nacimiento de foros dedicados específicamente a los tebeos. Los aficionados teníamos por primera vez al alcance de la mano la oportunidad de compartir nuestra pasión con personas que vivían a muchos kilómetros de distancia. Por si quedaba alguna duda, se hizo evidente que la pasión de Miguel por los tebeos de Ibáñez era compartida por muchas personas, no sólo de diversos puntos de España sino más allá de nuestras fronteras. Cuando el nuevo libro de Miguel vio la luz el 11 de noviembre de 2005, después de largos meses de espera, muchos lo recibimos como el compendio definitivo acerca de la obra de Ibáñez, y una referencia que ya nunca se podría dejar de lado.

Por supuesto, el libro de Miguel no supuso el final de las discusiones acerca de Mortadelo y Filemón y otras obras de Ibáñez (ante un trabajo tan completo, alguien podría pensar que ya estaba todo dicho), sino más bien todo lo contrario. El foro de la TIA , en el que compartíamos nuestras lecturas y descubrimientos sobre tebeos de todo tipo, vivió un período de efervescencia en el que se incorporaron nuevos miembros activos. La ampliación y extensión de nuestros conocimientos sobre la obra de Ibáñez no hizo más que aumentar también nuestros deseos de profundizar en ella. Rápidamente se atendió al llamamiento del autor para completar los huecos que quedaban en el exhaustivo listado de publicaciones incluido al final del libro. Y desde entonces no han hecho más que proliferar las discusiones sobre los aspectos más variopintos de la obra de Ibáñez, así como los blogs dedicados a rememorar, glosar y analizar los tebeos de nuestra infancia y más concretamente los de Ibáñez.

Si te adentras en la lectura de este libro te darás cuenta de que Miguel necesitaba escribirlo porque le ardía una pasión que no había hecho más que crecer desde su infancia. Somos muchos los que ya hemos disfrutado leyéndolo y hemos entendido mejor la historia de unos tebeos que forman parte de nuestra vida. La pasión de Miguel se nos ha contagiado y ya no podemos escapar de ella. Estás avisado, amigo lector. Este libro puede resultar peligroso.

Carlos de Gregorio

 

10 años tras la pista de Mortadelo y Filemón

Con Mortadelo y Filemón todo parece sencillo. Llegan a ti inopinadamente y cuando quieres darte cuenta ya te tienen atrapado sin posibilidad de escape.

Ese fue mi caso, como el de tantas generaciones ya, a escasos meses de cumplirse el cincuenta aniversario de su nacimiento. Y parece que fue ayer. También me parece ayer mismo cuando empecé a acercarme a los personajes desde la óptica de la reflexión y el estudio. Ya habían pasado muchos años desde mis lecturas infantiles, pero aún me quedaba el eco de tantas y tantas horas de evasión y diversión con los entrañables agentes catastróficos.

Fue todo muy casual. Un simple artículo conmemorativo del cuarenta aniversario, en 1998, para la revista de información sobre cómics Pasaba por Aquí fue el detonante de todo un especial de esa publicación dedicado a los personajes. Un libro fue el segundo paso, también casi sin quererlo. Un primer estudio que recogía la labor de varios meses y ampliaba apartados ya previstos pero no desarrollados en la revista. Años de barbecho de ideas antes de decidirme a reemprender la aventura de redescubrirlos, ahora con un plan establecido que me ayudara a elaborar un recorrido por sus historietas desde su nacimiento, reconstruyendo el complicado periplo de Ibáñez por la pléyade de revistas Bruguera. ¿Tarea ardua? Quizá para otros personajes, pero no para Mortadelo y Filemón. Jugando al despiste, me condujeron una tras otra a las pistas que habían ido dejando desde su ya lejano debut. Involuntariamente, desde luego, me acercaron a las personas que mejor habían seguido su trayectoria, como Julia Galán, que fue editora de los personajes en Ediciones B, o Vicente Palomares, que dirigió la revista Mortadelo de 1970 a 1975.

Pero lo realmente providencial fue el encuentro con los vaciados de publicaciones que Juan Ramis elaboró a instancias de Julia con objeto de preparar un anuario de Ibáñez. Ya me lo advirtió Julia entonces: estos listados son oro puro. Gracias al trabajo de Ramis, ha sido posible reconstruir de manera bastante aproximada la impronta del dibujante en las principales revistas de la casa, incluyendo al resto de sus creaciones.

La edición de Dolmen cubre el territorio nacional acercando El mundo de Mortadelo y Filemón a todo aquel aficionado que lo desee. Pasados casi dos años desde entonces he seguido dando forma a otros proyectos, con la certeza de que en algún momento del futuro tendría que actualizarlo. Pero esta segunda edición me coge, como siempre, de improviso. Andaba planteándome escribir sobre el cincuenta aniversario cuando me llega una propuesta de Vicente García para reeditar el libro por otros cauces. Soy un poco reacio al principio, prefiero dejar un poco más de tiempo para tener mayor perspectiva en la evolución de los personajes, poder añadir tranquilamente algunos textos que complementen y amplíen el estudio, pero pensándolo bien, es una buena oportunidad para hacer la edición prevista inicialmente, incluyendo unos pocos textos que tuve que recortar por falta de espacio, alguno de ellos fundamental para mí por contener algunas de las claves del estilo de humor desarrollado por Ibáñez. Gracias también a la labor del entusiasta Carlos de Gregorio en el Foro de la TIA.com , quien actualizó el listado final rastreando las pistas que nuestros sabuesos le dejaban “hábilmente”.

El propósito y la filosofía de este trabajo sigue siendo el mismo de entonces: acercar la obra de Ibáñez a todos los aficionados. Buen provecho, querido lector.

Migsoto

 

Capitulo 1: en el apartado dedicado al nacimiento de los personajes, incluí el siguiente artículo, que ampliaba la información sobre la revista Pulgarcito, y una breve semblanza de los autores que forman parte de la segunda generación Bruguera:

 

Vientos de cambio en el Pulgarcito de 1957/58

Como es sabido, la escisión de cinco puntales de los tebeos Bruguera (Cifré, Conti, Escobar, Peñarroya y Giner) a finales de los años cincuenta provocó algunos cambios internos en la editorial que motivó la incorporación de una segunda generación de autores que, sin salirse del encorsetado patrón marcado por Rafael González, en cierta manera sí lograron aportar savia nueva a unos tebeos que pedían a gritos una actualización acorde con los cambios de la sociedad de esos años. Serán estos mismos autores –junto con algunos veteranos y las nuevas y escalonadas incorporaciones – los que en las décadas siguientes lleven el peso de la renovación de la historieta de humor made in Bruguera dirigida ahora expresamente a un público juvenil.

 

Pulgarcito en 1956

El contenido de la revista ha ido evolucionando en estos 9 años desde el inicio de la etapa “moderna” de la revista a partir de 1947, eliminando personajes más débiles o con menos potencial humorístico –siempre, claro está, desde el punto subjetivo del director de publicaciones- y potenciando y manteniendo a ultranza los ya consagrados que gozan del favor del público. Observando un tebeo de Agosto de 1956, en este caso el P. 1318, podemos encontrar en sus páginas a Carioco, por Conti, Gordito Relleno y Don Pío, de Peñarroya, El Reporter Tribulete y Vagancio realizados por Cifré, Doña Urraca y Don Pancho de Jorge, El Doctor Cataplasma y Sófocles, obra de Schmidt, Pascual, criado leal y Don Folio, creaciones de Nadal, Las hermanas Gilda de Vázquez y de Escobar Zipi y Zape, Pepe Deporte, Petra y Carpanta. Secciones de humor (A carcajada límpia, ¡Fíjese que chistes!, una página temática distinta en cada número) y de variedades (Aunque te cueste creerlo, dígame usted, En serio y en broma) y se reservaba la doble página central para el Historiascopio, compartida por El inspector Dan, la serie clásica de Giner ahora en manos de Francisco Darnís, y El Capitán Trueno de Mora y Ambrós, que se incorpora a la revista tras el éxito sin precedentes de la colección de cuadernos iniciada en mayo del mismo año.

 

Pulgarcito a finales de 1957

 

 

La escapada de estos autores comenzará a notarse durante el año siguiente. El P 1386, de Noviembre del 57, ya cuenta entre sus páginas a Margarito Celemín, primera creación poco recordada de Blas Sanchis, Rigoberto Picaporte (en activo desde Septiembre de ese año, P 1377), Troglodito, el nuevo personaje de Martz Schmidt, Don Isótopo de Vázquez, han ido sustituyendo poco a poco las series de Conti, Cifré y Peñarroya (aunque continuarán presentes en la revista a través de reediciones esporádicas de sus personajes). Escobar aún continúa con Petra, Carpanta y Zipi y Zape, y la tira de Filo Mochales que ha sustituido a la de Pepe Deporte ya en el año anterior. El Historiascopio de ese número aún conserva al Inspector Dan, ahora con dibujos de Francisco Costa, pero a partir del número siguiente contendrá El capitán Trueno de Mora y Ambrós que inicia su segunda etapa en la revista tras una interrupción de un año. Nota: En esta primera etapa se incluye la aventura Chandra el usurpador, que abarca desde P 1317 (30/07/56) a P 1336 (10/12/56), recientemente publicada en álbum gigante por Ediciones B (2006).

El Pulgarcito 1387 incluye además la primera tira de Raf para la revista: Rebrútez, y La Familia Pepe, de García Iranzo se reincorpora con reediciones de material clásico. Siguiendo con la incorporación de nuevos personajes, el P 1393 incluye la primera aparición de Doña Lío Portapartes, señora con malas artes, también de Raf, y en P 1394 le toca el turno a Mortadelo y Filemón, de Francisco Ibáñez. En el verano de 1958 se producen algunas incorporaciones fugaces, como Pituca y su perro, de Escobar, Pelusa y Clavicordio, de Serna Ramos (P1413), Fulgencio Carburador, de Buxadé (P1416), La familia Trapisonda, El tendero Sisebuto, y su aprendiz que es un bruto (P1418), de Ibáñez y García respectivamente, Felisa y Colás, también de Ibáñez (P 1422-23), y, con carácter más estable, La Terrible Fifí (P 1424) de Alejandro “Nené” Estivill.

 

Nuevos autores para la Escuela

Veamos grosso modo de donde proceden los nuevos artistas que acompañan a Ibáñez en su nueva etapa editorial.

 

 

Alejandro Santamaría “Nené” Estivill, (Pontevedra, 1926), comenzó su carrera en publicaciones locales durante los años cincuenta, creando sus primeros personajes: El malvado Dr. Cianuro y su ayudante Panduro que republicaría en La Risa en 1957 y Cañete Camarón, deportista de afición que llegó a publicarse en Jaimito, junto a otra serie suya, La bola. Sus comienzos en Bruguera datan de 1958, compaginando sus entregas con su ocupación principal como empleado de telefónica. Su obra, no muy abundante, de un humor muy personal y a veces corrosivo, es popular gracias a dos de sus creaciones: La Terrible Fifí (1958) y Agamenón (1961). Tiene, además, otras dos series menores: Silvano Mengano (1958) y Curriyo Papanata (1972). Al aumentar sus responsabilidades en Telefónica, decidió dejar de colaborar en Bruguera en el año 1974, al no poder dedicar la atención que siempre le han merecido sus criaturas de papel.

 

 

Roberto Segura (1927), formado como pintor y acuarelista, su afición por la historieta le lleva a debutar en las publicaciones del grupo Gerpla con su primer personaje, Polita. Luego colabora en el suplemento de La Prensa , donde conoce a Conti, pasa después a Estudios MAcián, donde realiza fondos y animación junto a Gin, y a las publicaciones de Cliper (Yumbo) y el TBO. En 1957, avisado por Conti, se presenta en Bruguera donde es fichado inmediatamente, comenzando una labor en exclusiva e ininterrumpida hasta su cierre en 1985, donde destacará por sus creaciones femeninas (Lily, Piluca, niña moderna, Laurita Bombón, maritina, Tere, mary y Pura, Gina) , de factura más sosegada que otras creaciones de protagonismo colectivo juvenil (La Alegre Pandilla, La Panda ) y otras (Rigoberto Picaporte, Los señores de Alcorcón y el holgazán de Pepón, El capitán Serafín y el grumete Diabolín, Pepe Barrena) donde prima ante todo la acción, motivada por algún elemento “gamberro” (Mus,en la pandilla; Pepito, el sobrino de Rigoberto o Eufemia, su asistenta; Pepón, Diabolín...).

 

 

Francisco Torá (1937-2002) se inició como humorista gráfico en el suplemento del diario La Prensa en 1961, y de ahí pasó a Bruguera, con series propias aunque breves (Don Camelo, Patentes Pórrez o El agente 0077) y sobre todo como continuista de personajes de Jorge y Martz-Schmidt: Doña Urraca y El Doctor Cataplasma y una importante producción de chistes. Frisando la década de los 70 pasó a otras publicaciones de la competencia como Gaceta Junior, Strong o Trinca donde pudo desarrollar series propias.

 

 

Blas Sanchis Bonet se integró en la plantilla Bruguera a partir de 1957, creando un gran número de series propias aunque de poco carisma, que nunca llegaron a destacar entre las de sus compañeros de generación (Sansón García Boniato, Margarito Celemín, Don Ernesto y Doña Pura, Teresito, Don Agapito, Catalino y Patacón) fue negro de Ibáñez y continuó sin acreditar la obra de Manuel Vázquez en series como Anacleto, Abuelita Paz, Las hermanas Gilda o Los cuentos de tio Vázquez.

Enric de Manuel (1930), que firmaba Enrich, comenzó a principios de los cincuenta en la revista Trampolín, gracias a la recomendación de su cuñado, Guillermo Cifré. Más tarde pasó a la primera Tío Vivo y cuando la cabecera fue comprada por Bruguera, paso a colaborar también con la editorial, para la que realizó varias series de humor amable e inocente, como El Caco Bonifacio, Don toribio, conserje, Crispín, Ganzúo y Pesquisón, además de continuar la serie de su cuñado, El Reporter Tribulete, tras su muerte, y se especializó más tarde en historietas para niños en la revista Zipi y Zape, con series como Leoncio y Montse, la amiga de los animales, que continuó en Ediciones B.

 

 

La obra de Arturo Rojas de la Cámara (1930) está a caballo entre la Escuela Valenciana , en la que se inició a principios de los cincuenta y a la que pertenece lo más identificado de su producción (Gedeón y el Genio Eustaquio, Nabucodonosor y Pío, el agente 7-7 cero a la izquierda) y la Escuela Bruguera , donde trabajó puntualmente a finales de los cincuenta con un personaje breve, Don Fadrique, para recalar a continuación en La Editorial Valenciana antes de su asentamiento definitivo en Bruguera, que se produce a partir de 1970, huyendo de la crisis que afectó a los tebeos de su Valencia natal , con la creación de Don Percebe y Basilio a la que seguirían Angustio Vidal y Anibal, series estas últimas que llevó hasta Ediciones B. junto a su más actual Marbelly Kaset.

 

 

Jordi Buxadé Tonijuan. (1930-1997) colaboró ya en la primera época del Tío Vivo, junto a los escindidos de Bruguera, con Pistol Jim (1958), personaje que ya delata su pasión por el Oeste americano. Durante los sesenta colaboró discretamente en Bruguera con personajes poco recordados: Fulgencio carburador, Teodoro, buscador de oro, Smith y cía, pero también se hizo cargo inicialmente de El Capitán Serafín y el gumete diabolín, que más tarde desarrollaría Roberto Segura. En 1982 Toutain editor le publicó una monografía de Fred Harmann. Desde 1989 se dedicó al publicismo.

 

 

Jordi Goset (Gosset) se instala en Bruguera a finales de los cincuenta, colaborando en Can Can, en paginas colectivas, con la tira en cuestión de un segundo... o continuando la obra de Vázquez (burbujas en 3-D), para, tras unos primeros y poco recordados personajes (Lironcio, Manito, Don Pepe), crear algunos personajes de éxito como Hugh, el troglodita, Domingón, Facundo, Don Filón o Carpeto Veto. Desde mediados de los 70 se decantó sobre todo por su personaje más famoso, Hugh y hasta ideó una variante femenina e infantil, Roquita, para la revista Zipi y Zape. Ambas obras fueron continuadas para Ediciones B.

 

 

Juan Rafart, Raf (1928 – 1997),abandonó pronto el estilo “serio” para cultivar en exclusiva el dibujo de humor. La Risa recogió sus primeros personajes en esta línea (sherlock Gómez), pasando después a Paseo Infantil y revistas del sello Cliper, donde sustituyó a Martz Schmidt con el personaje central de la revista Pinocho. En 1958 crea sus primeros personajes para Bruguera (Doña Lio, Don Pelmazo…), pero al año siguiente renuncia a una colaboración en exclusiva con esta editorial y decide probar en el mercado inglés y el chileno, al tiempo que colabora en el TBO y otras revistas nacionales. En 1968 inicia una segunda y definitiva etapa en Bruguera retomando sus antiguos personajes e inventando otros, siendo su aportación más relevante Sir Tim O`theo, personaje creado por casualidad para una historieta y que, a instancias de su editor desarrollará en serie propia alcanzando un rotundo éxito y multiplicando sus aventuras en varias revistas de la casa. Tras el cierre de Bruguera pasa a Guai! Creando otro investigador, Mirlowe, y tras un breve paso por la animación, retorna a las revistas como el nuevo TBO, y demuestra su versatilidad con un humor más adulto para El Jueves. En 1992 se le concedió el gran premio del Salón de Barcelona a toda su carrera historietistica.

 

 

Jordi Ginés, Gin, (1930-1996) se inició en la publicación satírica Don José (1955) y pasó por las publicaciones del sello Cliper y Marco antes de recalar brevemente en Bruguera (1957) donde entintó a Conti y creó alguna serie como Petronio López y Jan. Al año siguiente colabora en Can-Can con personajes como Guillermo el conquistador y Don Francachelo, y pasa al Tío Vivo de la primera época creando varios personajes (Cuchipando Manduca, Don Picolo, Doña Filo Mochales) y participando en paginas colectivas. Luego levantó el vuelo hacia otros mercados (francés, inglés y alemán) a través de agencia, y desde los setenta recaló en revistas satíricas como Barrabás y El Papus, que codirigió junto a Oscar, y, ya en los ochenta y hasta su muerte, en El Jueves como gestor y codirector. Para la historia quedan sus sensacionales caricaturas, sus espléndidos chistes eróticos y su particular obsesión con La Gioconda.

 

 

Alfonso Figueras (1922), había comenzado a trabajar como profesional de la historieta a finales de los años 30, y publicado en la práctica totalidad de tebeos del medio hasta que, en los años cincuenta es requerido por Angel Puigmiguel para colaborar en una agencia de cine publicitario de animación, en Venezuela. Antes, nos ha dejado un testigo en la Escuela Bruguera : Nuestra Tía Enriqueta (1957). Tras su retorno a España en 1963, el panorama de la historieta ha cambiado radicalmente. Las revistas donde colaboró han desaparecido y únicamente Bruguera puede hacerle un hueco a su particular universo. Con títulos (Aspirino y Colodión, Topolino) o personajes impuestos (Marteínez), Figueras comienza a colaborar en una editorial en la que nunca encajaría su personalidad artística. A pesar de los toques de atención de los editores, Figueras continuó fraguando su peculiar mundo del absurdo, plagado de locas carreras al estilo del cine mudo, o de referencias a la literatura popular, legándonos series de temática aventurera (El chipirón y su tripulación, Topolino), de comicidad absurda (Aspirino y colodión, Cine locuras, Harry Kawallo) o delicado surrealismo (Paverotti). Fuera de Bruguera, daría un paso más con un viraje hacia el humor terrorífico en las publicaciones de Garbo: Shock, Doctor Mortis o Nuevas narraciones extraordinarias.

 

Capítulo 5: a modo de colofón y resumen de la década dorada, aparecía este apéndice final que resume buena parte de los logros del autor.

 

Recapitulación: algunos aspectos de la obra de Ibáñez

 

El despegue

Después de la puesta al día de los personajes en sus aventuras largas parece como si los recursos aprendidos durante toda la carrera del historietista se pusieran, de golpe, en marcha, desatando su creatividad, esa artillería pesada de gags contundentes. Los gags fluyen con la mayor genialidad de su lápiz hasta la página, abriendo un periodo dorado de los personajes. Por esa razón le hemos dado la mayor importancia al análisis de este capitulo, con creces el más extenso del libro. En él se encuentra la esencia del arte de ibáñez y su habilidad para hacer reír con unos pocos y limitados esquemas, pero con una inventiva capaz de darle la vuelta al gag para sorprender al lector sin ningún tipo de concesiones.

 

Lo absurdo y el absoluto

Buena parte del éxito del humor de Ibáñez se basa en recurrir a situaciones fuera de contexto: lo inesperado, lo imprevisto, lo absurdo. Desde mucho tiempo atrás, se convirtió en un sello que el autor ha sabido convertir en intransferible. Por ello nos resultan tan hilarantes escenas como que un agente acuda disfrazado de pelícano, rata o tortuga para informarles de su próxima misión, o de que las entradas secretas se encuentren en lugares tan insospechados como un cubo de basura, un anuncio en la pared o bajo la acera (levantando un punto concreto de ésta). El nivel del absurdo llega mucho más lejos, por la habilidad del autor para componer escenas verdaderamente antológicas jugando con las posibilidades de este campo. El truco es llevar las situaciones hasta el límite, jugando con valores absolutos. La exageración extrema como medio de conseguir la hilaridad. Con armas como estas, con una técnica fogueada en miles de páginas, el autor llega más lejos que nadie en su empeño por hacer reír al lector. Porque el humor que provoca es instantáneo y tan visual que es comprensible para el lector de cualquier parte, por muy difícil que sea traducir la riqueza de expresiones de nuestro idioma a cualquier otro. Por ello, sus miles de lectores le han premiado con su fidelidad durante tantos años.

 

La ironía

A menudo está presente en las historias de la pareja, sobre todo en los finales, cuando se descubre que todos los percances sufridos durante el episodio han sido para nada, a menudo fruto de una confusión. Ante tal sino, Los agentes suelen reaccionar violentamente contra el culpable de la situación ya se trate del Súper, el Bacterio o de algún conocido ocasional que les da la réplica más desafortunada, mencionando una palabra clave que resume sus penalidades y desata su ira.

 

La narrativa

Una vez superada la conquista del movimiento, la evolución lógica es una sofisticación, tanto en la narrativa propiamente dicha como en la forma de escoger los planos que mejor muestren cada acción, para potenciar el efecto del gag. De la misma manera la gracia del gag se redondea con unos diálogos a menudo chispeantes. Y es en esta presente etapa donde se desarrollan estos hallazgos con la mayor brillantez. A menudo se escoge la sucesión de viñetas con el encuadre más apropiado para el desarrollo de la situación cómica, cuyo mayor impacto es visual, por ello provoca la sorpresa y la carcajada a la vez. Este es uno de los mayores y más meritorios logros del autor .

 

Los escenarios

El campo de acción de los agentes es muy amplio en sus aventuras; no en vano han viajado a lo largo y ancho del planeta en el cumplimiento de sus misiones. El creador, sin embargo, ha vuelto una y otra vez sobre ciertos lugares comunes. Es frecuente que el marco de las aventuras de los personajes se desarrolle en escenarios determinados y reconocibles por todos: un hospital, un parque público, la biblioteca, un barco, el aeropuerto, el muelle, una estación de ferrocarril, un restaurante, una recepción de la alta sociedad, la casa de una viejecita o de un tipo fuertote, el zoo, un edificio en construcción, el gimnasio, un hotel, unos grandes almacenes… escenarios recurrentes donde el maestro Ibáñez disfruta en introducir a sus personajes, aquellos que más se prestan a desarrollar gags de acción y violencia. Pero la inventiva siempre fresca de Ibáñez le hace idear cada vez peripecias distintas para estos puntos de encuentro periódicos. lugares que el lector conoce de sobras, pero que, con la utilización inesperada de sus elementos, el autor consigue sorprender de continuo.

 

Repetición de esquemas

Junto al anterior enunciado, existe una predisposición de Ibáñez a jugar con conceptos básicos en sus historietas, una forma de humor que, a base de repetición, consigue convertir en sello personal , inimitable. Si muchos gags son efectivos por acumulación (consecutivos dentro de una misma historieta) , este otro sistema salpica constantemente los episodios, por lo demás ceñidos a un leve argumento que varía poco. La gracia, el Savoir faire del autor está en manejar hábilmente esa colección de gags y tics repetidos, con originalidad y variando los escenarios. Ello es a la vez la llave del estilo de Ibáñez y su mayor servidumbre, porque la repetición funciona hasta cierto límite, dejando de ser efectiva cuando se han repetido hasta el agotamiento.

Algunos de los más frecuentes son:

La viejecita-molesta-que no se-entera-de-nada-y-que es la pesadilla de los agentes.
En álbumes como Contrabando, A la caza del cuadro, El caso del Calcetín. En años subsiguientes seguirá utilizando este recurso hasta agotar la fórmula.

Los perros, utiles en la investigación.
En los álbumes La máquina del cambiazo, Chapeau el esmirriau, Magín el Mago, Contrabando, el antídoto, El circo, El caso del calcetín, los secuestradores, Misión de perros. En cortas como el mensaje y El can dado; En los seriales, en páginas 3-A / 4-D de A la Caza del Caco.

Gags acumulativos en torno a una parte del cuerpo, ya sea el pie (en Contrabando; en Los diamantes de la Gran Duquesa ), la espalda (en Misión en el queen cascajo), etc; consiste en que todos los gags de la historieta se centran en las sucesivas calamidades que va sufriendo la persona (por lo general Filemón) en su parte afectada, lo que provoca la carcajada, tanto por acumulación como por lo exagerado de las situaciones.

El animal-que muerde-cuando le acercan el dedo o la cara.
Es un gag invariable, cada vez que se acercan a un pequeño animal o este aparece por sorpresa, el mordisco en la mano, en la nariz, en el dedo, en el pie... ya se trate de un lagarto, una serpiente, un perro...Es un gag empleado en infinidad de historias.

El explosivo-potentisimo-que estalla-al menor golpecito.
La guinda de muchas historietas.

Maltratar protegiendo.
Lo dice el refrán: con Mortadelo y Filemón siempre es peor el remedio que la enfermedad. En los álbumes: Contrabando, Magín El Mago, Los invasores, Los gamberros, El transformador metabólico, Los secuestradores. Ver además apartado de historias cortas titulado: “servir y proteger”.

Animales-que-piensan: la tortuga de los diamantes de la gran duquesa, el cerdo de Operación gorrino…los pensamientos continúan los diálogos de los protagonistas dirigidos a ellos, aportando una notable comicidad.

Conversión-en-animales.
Una idea muy socorrida, a través de una píldora, un invento, un maleficio…Ibáñez disfruta convirtiendo a los agentes o a cualquier transeúnte eventual en animales o partes de ellos (su cabeza, sus piernas…). Burros, Cerdos y Monos son los más frecuentes y quizá los más cómicos. En cortas como historia Burra y en álbumes como Los inventos del profesor Bacterio, El antídoto, El Brujo…

Los peligros del tabaco. Antes de que las cajetillas llevaran esos enormes e infames rótulos de advertencia, Ibáñez ya nos demostró en su momento que este hábito es perjudicial para la salud, ya que sus personajes (ya se trate de Mortadelo o de Otilio), sólo encienden los pitillos cuando hay un escape de gas próximo.

El zapatófono suena invariablemente, en el peor momento. A la hora de atrapar a un caco, cuando están en la jaula del leon (entrada secreta)…en un sin fin de escenas en la que su integridad física está en peligro.

Los señores pequeñitos. Ver epígrafe en historias cortas y reseña del álbum en el capitulo 7.

Elementos de actualidad.
La introducción de elementos y personajes extraídos de la actualidad en los últimos años les faculta como testigos de nuestra época. Ha sido una manera más de conseguir mantener el interés de los lectores, según afirmación del propio Ibáñez. Pero en la década de los 70 apenas si encontramos alguna referencia (formas de vestir de personajes ocasionales, automóviles reconocibles en marca y modelo…). En ese momento tan crítico en la vida del país como la de la transición española, era impensable caricaturizar personajes de la vida pública , -sobre todo política- aunque antes de la muerte de Franco se puede detectar alguna caricatura ocasional, normalmente inofensiva, después se destaparía el tarro de las esencias, empezando por aquel clásico Mortadelo especial 25 años de T.V. donde el autor se revela como un excelente caricaturista, ofreciéndonos desde los años ochenta hasta ahora la visión mortadelófila de dirigentes políticos, líderes espirituales y famosos de toda índole, gesto que satisface a un sector de sus lectores, aquellos que disfrutan con este tipo de parodias superficiales.

Las complejas interrelaciones masculinas.
Cada uno de los personajes suele tener una actitud diferente respecto de los demás; aún con ciertas ambigüedades, en estas historias parece ponerse de manifiesto con reglas perfectamente definidas para cada uno: cada cual actúa según un patrón establecido. Así por ejemplo, Mortadelo muestra siempre ironía y sarcasmo, nacidos de un odio profundo hacia el Bacterio por haberle dejado calvo, cuando no se comporta de manera claramente agresiva. Hacia el jefe siente cada vez menos aprecio, desatando en estos años su mezquindad: es capaz de robarle en un descuido cualquier objeto, preferiblemente de valor, de desearle lo peor al contrario, de abandonar al jefe a su suerte…de golpear al Super en un momento de supremo enfado. El Super tiene una doble personalidad: por una parte, es tan amante del lujo asiático -y del otro, también- como corresponde a la categoría de un ego que él mismo se ha encargado de construir. Como tal, es déspota, tiránico, violento con los empleados. Un ogro que, sin embargo, tiene su fibra sensible, aunque sea para contrastar con la maldad del otro: capaz de emocionarse ante la acción aparentemente desinteresada de Mortadelo ante el rapto de Filemón, que luego resulta del mayor grado de egoísmo, puesto que lo que realmente quiere es librarse de él; Bacterio es un personaje profundamente frustrado ante sus continuos fracasos, capaz de avergonzarse por haber errado, pero a la vez es capaz de reaccionar agrediendo a Mortadelo con alguno de sus inventos para defenderse de los insultos o la agresión de éste. Claro que a Mortadelo no le gana en cuanto a mala leche. En las historietas de los setenta asistimos a una fijación de la personalidad de Filemón, lejos ya la extraña ambigüedad que lo unía a su antiguo ayudante. Filemón aún es hostil con su “empleado”, sobre todo para remarcar su autoridad. También oponiendo su supuesta inteligencia a la aparente estupidez de Mortadelo. A veces ha tomado él la ofensiva contra Mortadelo, simplemente por gastar una inocentada a lo bestia, o por celos profesionales acerca de la responsabilidad que quieren atribuirle a éste en el escalafón de la empresa, sin que, por otra parte la característica inocencia-despiste del ex subordinado –otro de los rasgos básicos de Mortadelo- se de por aludida. El “jefe” es igualmente cruel con Mortadelo después de haber quedado maltrecho por alguna acción de este. La violencia más explícita, más bestia, irracional e intolerante, es la que administra al final de muchos episodios, como respuesta a cualquier comentario irónico alusivo a todas las calamidades sufridas durante el episodio, y motivo por el cual se ve en la última viñeta en una situación de huída por busca y captura, en la que normalmente le acompaña su inseparable Mortadelo, replicando casi siempre el consebido “no debió hacerlo”.

Las relaciones básicas se dan entre estos personajes, protagonistas de los episodios autoconclusivos. Durante los setenta también adquiere cierta importancia Bestiájez, encargado de avisarles-traerlos a la presencia del Súper en contraste con el deseo imperioso de los agentes de huir a toda costa.

Arquetipos femeninos.
Las féminas están normalmente encorsetadas en la obra de ibáñez con características negativas y exageradas pero precisamente por ello capaces de provocar la carcajada (los hombres, estúpidos o violentos, no salen mucho mejor parados). Las peores cualidades afloran en las –por otra parte- escasas escenas protagonizados por mujeres. Bien es cierto que para cada clase de mujer existe un arquetipo. Las de edad madura, léase viejecitas, tienen todos los achaques de la edad tan exagerados, que causan todo tipo de confusiones elevadas a su enésima potencia, la catastrófica; la mujer cincuentona robusta y violenta (de aspecto perruno, muchas veces) que se entromete en alguna acción de los detectives, suele propinar fuertes palizas. Son verdaderos ogros con faldas. Algunas, las menos, son delincuentes comunes que mantienen en vilo a los agentes durante su enfrentamiento, como La Padrina. Mujeres de todas las edades son cotillas, ruines, maliciosas –este caso frecuente en damas de alta sociedad y alcurnia- envidiosas o pérfidas. La mujer objeto, tontita y blanco de galanteos lascivos y vulgares por parte de los agentes, ha sido afortunadamente poco utilizada (La fugaz Señorita Irma). Desde su aparición, Ofelia es el objetivo del comportamiento grosero y maleducado de los dos agentes. Está, en fin, la mujer de armas tomar, de generosas curvas y curtida personalidad, un arquetipo que se ha desarrollado en el proceso de actualización y renovación de los personajes (Su vida privada).

Parodia.
Los elementos paródicos están presentes en toda la obra de Ibáñez. En ésta época adquiere especial significación por todo el despliegue de medios y resortes empleados. En Mortadelo y Filemón son abundantes los elementos de parodia de los esquemas de los espías de estilo bondiano, como en otras historietas ya comentadas (Anacleto, 7-7 cero, el agente 0077, etc) que además son llevados hasta el extremo. Esta abundancia de elementos paródicos enriquece y da contenido a la historieta. Algunos ejemplos:

Armas: De todos los calibres y utilidades, son la antítesis de la sofisticación bondiana, deliberadamente por supuesto. La chapuza española aplicada a los métodos de ataque y defensa.

Confidentes: un buen recurso para complementar las investigaciones de nuestros agentes, por un módico precio o una oportuna coacción.

Contraseñas: las frases más delirantes pronunciadas en el momento más inoportuno.

Enlaces: uno de los métodos para contactar con los agentes es enviarles a otro agente con un mensaje del cuartel general. A veces tan camuflados como la situación lo requiere (disfrazados de tortuga, rata o pelícano).

Las entradas secretas: imprescindibles para el acceso al cuartel general, las hemos visto utilizadas en las historietas de Anacleto. Pero este recurso es más anecdótico en Vázquez, mientras que Ibáñez las integra de tal manera en esta etapa que resultan casi de uso obligado. El esquema de uso suele ser bastante similar en las distintas historietas, dando lugar a secuencias memorables adornadas con un toque de humor absurdo.

Glamour: Si James Bond tiene todas las cualidades de un auténtico caballero, con rotundo éxito entre las mujeres, nuestros agentes exhiben los peores defectos de los usos y costumbres nacionales: comportamiento zafio y grosero con el otro sexo, afición por el bebercio descontrolado o por el juego en su variante más populachera.

Inventos: El recurso constante a los ingenios más catastróficos, demenciales e inservibles. La inventiva del autor no conoce límites. En este recurso se resume en buena parte la esencia del mejor Ibáñez, y ha dado lugar a algunas de sus mejores historietas.

Mensajes: un medio recurrente para transmitir las órdenes y encargar las misiones del cuartel general. A veces tan expeditivos como un cantazo a la cabeza.

Organizaciones enemigas: La T.I .A. no tendría sentido sin estas organizaciones a las que enfrentarse. A veces, se tratará únicamente de una enemistad personal entre los Superintendentes respectivos de ambas organizaciones; en otros, la agencia de turno pondrá en peligro los intereses que la TIA defiende. En todos los casos, nuestros agentes deberán enfrentarse a los malos, deteniendo o neutralizando sus actividades.

Palomas mensajeras: indispensables en toda organización moderna que se precie.

Perros y otros animales: Utilizados por la policía con éxito en sus pesquisas, en manos de Mortadelo y Filemón sobreviene siempre la catástrofe, adornados estos animales con las peores cualidades y defectos.

Teléfonos secretos: tan ocultos, que frecuentemente dan lugar a equívocos y confusiones.

Los vehículos: auténticos cacharros majaretas de uso cotidiano y nefastas consecuencias.

Zapatófonos y otras alarmas: El zapatófono suena invariablemente, en el peor momento. A la hora de atrapar a un caco, cuando están en la jaula del leon (entrada secreta)…en un sin fin de escenas.

Violencia.
Se da en todos los órdenes: violencia del impacto visual con que Ibañez nos arroja sus imágenes, violencia literal entre todos los personajes masculinos, que desatan su agresividad a la menor provocación. Aquí se incluyen también los personajes ocasionales e igualmente una cierta tipología femenina que en una situación extrema, desata sin freno sus reacciones agresivas.

Venganza.
Una vez disparados los mecanismos precisos, la venganza llega de una manera natural, pues es resultado de todo un proceso que ha acarreado sobre los agentes las peores torturas y calamidades, y deja esa sensación de vacío y de frustración capaz de desatar la violencia innata de los personajes, que por otra parte tampoco necesitan demasiada justificación para perder la cabeza.

 

Modificaciones: varios

Al hilo de los últimos descubrimientos, pude añadir alguna corrección o ampliación en algún apartado concreto; pongo aquí los textos modificados en su epígrafe correspondiente. En el caso de Trapisonda en bravo, se incluye el texto completo.

 

Capitulo 2:

1958: Pulgarcito, banco de pruebas. (pg 37 nuevo libro)

En los números 1422 y 1423, en formato de media página, aparecen las dos únicas historias de Felisa y Colás, primer acercamiento que sepamos de Ibáñez al mundo rural. Es una serie dual, sustentada en el contraste de personalidad entre la novia, Felisa, y sus aspiraciones al estilo de vida de la gran ciudad, y las soluciones que encuentra Colás, el novio, pueblerino de mente cerrada y tradicional.

Capitulo 3:

1964-1967: nuevas series para Pulgarcito (pg 56 nuevo libro)

Peor suerte corre Policarpo, un vagabundo de reminiscencias chaplinianas, puesto que solamente llegó a publicarse una página en Pulgarcito 1766, de agosto de 1965. Quizá el parecido con otros personajes urbanos individuales del propio autor, como Don Pedrito o Rompetechos, influyera en la no aprobación del personaje.

1968: Trapisonda en Bravo (pg 60-61 nuevo libro)

Ya comentamos anteriormente como La familia Trapisonda sufrió desde sus inicios un baile de publicaciones que se estabilizó a partir de 1960 y hasta este momento con su inclusión en la revista El capitán Trueno Extra. Al cierre de ésta última, Trapisonda pasará a la nueva revista Bravo, dedicada mayoritariamente a la aventura con series como Michel Tanguy, Grand Prix, Teniente Blueberry, procedentes del Pilote de Dargaud, más alguna serie española como Galax, el cosmonauta. En la tradición de antiguas publicaciones de la casa como El Campeón, Bravo contaba además con alguna serie humorística, entre ellas Aquiles Talón del francés Greg, La banda del Barón de Manuel Vázquez, y nuestra familia, que precisamente aquí entonará su canto final de cisne. La última página “nueva” de Trapisonda se publica en el número 22 de la revista, correspondiente al 15 de julio de 1968. El resto de números hasta su cierre contarán con reediciones de la misma. La fecha es significativa en cuanto a que desde finales del año anterior ha ido renunciando paulatinamente a otras de sus series “menores”: Don Pedrito, 13 rúe del Percebe, Pepsiman…todas ellas han recalado en otros autores de la casa tales como Blas Sanchís, Bernet Toledano, Martínez Osete… Su familia en cambio no sufrió la continuación de apócrifos, simplemente dejó paso a sus reediciones, trasvasadas al DDT en la década siguiente. La razón de este abandono en esta fecha precisa bien podría ser la necesidad de más tiempo en la realización de su primera y antológica aventura larga de Mortadelo y Filemón, El Sulfato Atómico, que comenzará a publicarse en enero del año siguiente en la nueva Gran Pulgarcito, que sustituyó en el mercado a Bravo.

La familia Trapisonda en esta época evoluciona según el estilo apuntado en Mortadelo: peripecias familiares, confusiones, compras frustrantes, y un movimiento continuo.

Capitulo 7:

En el texto original, estos álbumes aparecen desordenados, a falta de conocer los números en que se serializaron. Gracias a la ampliación del listado de señor ogro, ha sido posible ubicarlos correctamente, encuadrando de paso las apócrifas que se intercalan entre los álbumes originales. (pag 133 del nuevo libro).

El cacao espacial (nº 196 a 201 y 214 a 216) (entre ámbos intervalos se publica la apócrifa Que viene el fisco , nº 205 a 213)

Serial ambientado en la época de la tensión americano-soviética por la carrera espacial (la célebre “Guerra de las Galaxias” de Reagan) y del resto de potencias. En el clima de tensión por la carrera espacial, la TIA recibe la misión de participar con el lanzamiento de una nave al espacio, para lo cual se elige a Mortadelo y Filemón, dos pilotos acordes con el presupuesto. En los sucesivos intentos de lanzar las naves, se recurre al recurso ya bastante gastado de la chapuza a la española, tanto más si tenemos en cuenta que es una constante en todos los episodios. Ibáñez consigue no obstante pergeñar una colección de gags de buena factura que asegura una lectura entretenida del álbum. Retratos de dirigentes mundiales (Reagan, Chernienko, Miterrand…) y empleo de los citados detalles secundarios.

El preboste de seguridad (nº 217 A 221) (Sólo el primer episodio)

Aunque constituye un todo, la estructura de este álbum es curiosa porque se divide en dos episodios: “El Preboste” (24 páginas) y “Los mandaos” (21); Ibáñez dejó la historia inconclusa a su partida a Grijalbo e incluso este primer tramo llegó a publicarse en un Olé; Pasados los años se completa el segundo episodio y se publica íntegro en el nº 44 de la actual colección Olé.

Estamos ante una historia de buen nivel en la enésima vuelta de tuerca a la protección de un preboste. El papel del secretario enriquece el reparto al convertirse en blanco involuntario de los agentes catastróficos, y los resortes del humor de Ibáñez funcionan a la perfección en esta notable aventura.

El cochecito leré (nº 233 A 245) (entre la aventura anterior y esta se publican las apócrifas Un crecepelo infalible (nº 222 a 228) y El escarabajo de oro (nº 229 a 235, protagonizada por Sacarino)

Otra vuelta de tuerca al tema de los coches absurdos. Como en “Los cacharros majaretas”, los agentes han de probar una serie de vehículos con “mejoras” del profesor Bacterio para optar al premio de 100 millones de dólares que otorga la P.E .P.A. a quien consiga fabricar un modelo de automóvil seguro, veloz y no contaminante. Como de costumbre, vehículos con características especiales y un aspecto ridículo que preparan el terreno para la espectacular carrera final. En las entradillas de los capítulos, los agentes se ríen del tonelaje de Ofelia o vapulean al Bacterio. Algún esquema ya utilizado, como el coche cuyo techo se hincha cual globo, la persecución del terrorista moro, o el traslado-maltrato de un paciente millonario y anciano en la ambulancia. Ofelia participa en una etapa de la carrera demostrando las posibilidades cómicas de su interacción con los personajes como en otros álbumes ( La Estatua de la Libertad ). En suma, excelente último episodio de Ibáñez para la serie antes de comenzar su nueva aventura editorial en Grijalbo .

Etapa final apócrifa

La revista continuó su periplo unos números más ya sin la batuta del demiurgo. En el número 252 las portadas dejan de ser de Ibáñez, y a partir del nº 270 se firman como Bruguera Equip.

En el interior se serializan diversas historietas apócrifas: La secta de Zum-bhao (nº 257 a 263), Simón el escurridizo (Guión de Francisco serrano , nº 264 a 270), La médium paquita (nº 271 a 274) con guión de Jesús de Cos , que tambien escribió la última aventura del Bruguera Equip, interrumpida en la página 32 por cierre de la editorial, El mundial Méjico 86 .

 

 

Listado de publicaciones y bibliografía

Versión actualizada incluyendo las aportaciones de Carlos de Gregorio, Señor Ogro en el foro de la TIA.com. Por motivos de espacio, tampoco pudo incluirse en el nuevo libro esta actualización (ni siquiera aparece el listado primitivo). Se incluyen, por orden cronológico, las publicaciones donde aparecen Mortadelo y Filemón.

Como colofón, incluí la bibliografía que había reunido (con los aportes de las personas que se citan) y que no pude incluir en el primer libro por falta de espacio.

 

Abrir documento de word con el Listado de publicaciones y la bibliografía (56 páginas)

 

 

 

PORTADA