AUTORES

Estudios sobre los creadores de la Escuela Bruguera

 

 

Gustavo Martz-Schmidt, un maestro del humor

Por Miguel Fernández Soto

 

Caricatura de Schmidt, por Tran

 

El 5 de enero de 1998, víctima de un cancer de pulmón, fallecía en Elche el dibujante cartagenero Gustavo Martinez Gomez, que firmaba sus historietas como Martz Schmidt, a la edad de 75 años. Schmidt es uno de nuestros historietistas más entrañables, autor de algunos de los personajes más queridos de nuestra infancia, como el Doctor Cataplasma o el Profesor Tragacanto. Artista inquieto, su trayectoria profesional es extraordinariamente rica y compleja, pues al margen de la historieta se ha movido con envidiable soltura en otros campos, como la pintura, la escenografía, el cartel o el diseño gráfico. Pero es sin duda la historieta su medio de expresión por excelencia, a la que ha consagrado su vida y su arte. Schmidt fue un hombre amable y generoso, con la sonrisa siempre dispuesta , que supo insuflar a sus criaturas de papel de una alegría contagiosa que ha hecho las delicias de varias generaciones de lectores.

Gustavo Martinez Gómez nació en Cartagena en 1922. De formación autodidacta, el joven Gustavo pronto dio muestras de sus aptitudes para el dibujo, que fue perfeccionando mientras realizaba sus estudios, interrumpidos estos a causa de la Guerra Civil. A la temprana edad de 18 años ilustra el libro de poemas retazos del General Oscar Nevado, quien le sugirió que adoptase un nombre artístico, más apropiado que sus apellidos comunes. Es entonces cuando adoptaría su conocido apodo, nacido del apocope de Martinez y añadiendo el apellido alemán de su abuelo.

En 1945, ilustra junto a otros autores el libro Genio y Signo por la Rosa de los Vientos, de Bozal Casado, y dos años más tarde la novela del mismo autor El toro de Viandar.

Durante años, el futuro artista frecuentó el estudio del pintor Vicente Ros y allí se inició en la técnica de la pintura. Participó en algunas exposiciones colectivas y ganó varios concursos de dibujo y pintura en su ciudad natal, hasta que en 1949 decidió trasladarse a Barcelona, que ofrecía sin duda más posibilidades a sus inquietudes artísticas.

En sus primeros meses en La Ciudad Condal, Gustavo fue de empleo en empleo, hasta que logra hacerse un hueco en Ediciones Cliper, donde da sus primeros pasos como ilustrador e historietista. En esa época (1950) crea sus primeros personajes: Toribio, Doctor Cascarrabias o Pinocho. Tras un breve paso por Hispano-Americana de Ediciones y los periódicos La Prensa y Paseo Infantil, se integra en las filas de la editorial Bruguera, donde habría de consagrarse como uno de los más grandes historietistas que ha dado éste país.

 

Ilustraciones de brujas.
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Fue en Bruguera donde Schmidt dió forma a su personalidad artística, merced a la orientación de Rafael Gonzalez, quien modificó su estilo anguloso y cortante por otro de formas más suaves y redondeadas. A partir de 1953 se consolida en su nuevo estilo y crea algunos de sus más famosos personajes: El Doctor Cataplasma, Pepe K.O., Sheriff Chiquito, Rasputín, Troglodito , Polvorilla o El Profesor Tragacanto.

Las inquietudes artísticas de Gustavo le llevaron a formarse en la Escuela de Bellas Artes Sant Jordi y a desarrollar su actividad en campos tan dispares como la pintura mural, la decoración y figurinismo teatrales, o el cartelismo, siendo uno de los fundadores de un movimiento artístico-cultural (“La Buhardilla” que reunía a buena parte de los intelectuales catalanes de mediados de los cincuenta. Estas actividades culminaron a principios de los sesenta con la creación del ·”Martz Schmidt Studio”, una empresa de diseño y publicidad, que obtuvo varios premios entre los que destaca el premio Unicef de Cartelismo. Todo esto compaginando las labores con la historieta “con todo el entusiasmo que me daba el ansia de conocer los más diversos campos”, declaraba en una entrevista.

No se limitó Gustavo a sus personajes para Bruguera. En los años sesenta, a través de agencias como Selecciones Ilustradas o Bardon Art, produjo varias series para el extranjero: Space Girls para Amsterdam, Jhonny All Alone, Brain Drayne y Micky the Mimic, para Inglaterra, e ilustraciones para portadas e interior de cuentos para Classic´s International de Estocolmo, todas ellas de gran calidad, pero el grueso de su obra lo produce para Bruguera, donde ha permanecido a lo largo de tres décadas como uno de sus más destacados autores.

En los años sesenta, su estilo alcanza la madurez y produce, a mi juicio, algunas de sus mejores obras, a la vez que empieza a ser patente el peso de los arquetipos en sus creaciones. Sus protagonistas suelen ser bajitos y barbudos (Cataplasma, Troglodito, Tragacanto, Sheriff Chiquito..) en oposición a sus orondos secundarios (Panchita, la mujer de Troglodito, Petronio, el indio “Ojo de canguro”, quienes a menudo gozan de mayor protagonismo que los titulares. Son historietas cortas, de una o dos páginas, que llevaron el típico humor absurdo de nuestro autor a la mayoría de las revistas Bruguera de esa época: Pulgarcito, Tio Vivo, DDT o Din-Dan.

La realización de La Pandilla Cu-Cux-Plaf, una historieta juvenil, seriada en la contraportada del Western “Teniente Negro” (1962) supone un paso importante en su carrera. Narra, en clave de folletín, las aventuras de unos niños que hacen de detectives improvisados para buscar a miss Betty -la chica de la Pandilla- raptada por el terrible Fantomas Pérez. La Pandilla... está considerada como una de las obras más importantes de su carrera tanto por su extensión (42 páginas) ,como por el cuidado que puso en su realización, alcanzando un nivel gráfico-narrativo extraordinario.

 



A principios de la década de los setenta, aparte de continuar dibujando algunos de sus personajes clásicos como Tragacanto o Cataplasma, Schmidt se hizo cargo de Doña Urraca, personaje heredado de Jorge, primero en historietas cortas, pero pronto se embarcaría en la realización de una aventura delirante, seriada en las páginas de Super Mortadelo (1972). Doña Urraca en el Castillo Nosferatu marca posiblemente el cenit de la obra de Schmidt. En ella, su exquisito dibujo da un giro desde su característico estilo redondeado hacia un dibujo Barroco y expresionista, cargado de fuerza, para mostrar en todo su esplendor la ambientación siniestra del castillo con sus corredores, criptas, campanarios y tejados. Junto a Doña Urraca y los niños -La clase del Profesor Tragacanto- están presentes algunos de los personajes que pueblan los antiguos relatos y películas de terror, personificados en La Condesa Nosferatu, Pakhoestein y las Hijas de la Noche. La historia fue interrumpida en la página 24 porque, según la censura oficial, con la inclusión de las draculinas Hijas de la Noche, “Había alcanzado el techo de lo que se podía dibujar”.

 

Doña Urraca en el Castillo Nosferatu.
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Ver también

Doña Urraca en el Castillo Nosferatu



En los últimos tiempos de Bruguera, creó nuevos personajes, como Deliranta Rococó y Camelio Majareto , además de continuar con algunos de sus personajes clásicos, como El doctor Cataplasma, que llegó a tener revista propia, y el profesor Tragacanto. En esta época cuenta con la colaboración de diversos guionistas, como Montse Vives y Jaume Rivera. En 1985, por problemas con Bruguera, que iniciaba su declive, ingresa junto a otros puntales de la editorial en Grijalbo, realizando una historieta seriada para la revista Guai!: Cleopatra, reina de Egipto, bajo guiones de Fco. Pérez Navarro, que cosecha un notable éxito de crítica y público. Y no es para menos, ya que Schmidt sabe transmitir como nadie la fascinación por el antiguo Egipto, plasmando en imágenes de gran riqueza plástica toda la monumentalidad y esplendor del Imperio del Nilo. Como decía un conocido articulista, Cleopatra es “Un lujo para los sentidos”.

 

Tres planchas aparecidas en Mortadelo (segunda época) nº 266.
Constituyen un primer episodio de Cleopatra. Historieta anterior a la seriada en Guai!
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Cleopatra, reina de Egipto. Revista Guai!, 1985
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Ver también

Cleopatra en los tebeos

 



A partir de 1987 y tras el intento frustrado de Guai!, Schmidt se integra en la plantilla de Ediciones B, heredera del fondo de Bruguera, donde ha permanecido en los últimos años continuando con las desventuras de Deliranta Rococó, que ahora protagoniza historias largas, recogidas en varios álbumes, y creando un nuevo personaje, Insegurini!, en colaboración con el guionista Antoni Norverto, para la versión remozada del clásico TBO, y colabora con la revista Rumbo Sur de Sevilla con su personaje El Mago Oscuro, donde por primera vez ha sido el autor completo, desde el argumento hasta la rotulación y el color. A la vista de estas espléndidas páginas, uno no puede dejar de pensar en lo que hubiera podido ser su obra, de haber sido capaz de trabajar en total libertad, al margen de las imposiciones de la Editorial Bruguera...

También a partir de esa fecha, ha querido legar su estilo y parte de su producción a una nueva generación de dibujantes (Ardil, Rogelio, Rosique y Dioni), todos ellos paisanos de Cartagena, que han firmado numerosas historietas con personajes clásicos del maestro, pudiendo incluir su firma bajo la denominación Equipo Martz-Schmidt.

Su obra ha merecido numerosas distinciones y premios, entre los que podemos destacar el premio “Historieta” del Diario de Avisos, la medalla de bronce en la Graphispack de Barcelona o la medalla Laureada Cantonal ofrecida en el transcurso de un homenaje en su ciudad natal, pero el mayor reconocimiento hacia su obra ha sido sin duda el del público, varias generaciones de lectores han podido disfrutar de la simpatía y la alegría contagiosa que sus personajes irradian. Como suele decirse, a su muerte nos queda un legado importante de historietas, que no estaría de más recuperar para que pudieran seguir disfrutando con ellas las generaciones futuras.




APÉNDICES

El estilo de Martz-Schmidt

Ya expusimos brevemente como nuestro autor fue puliendo su dibujo inicial por imposiciones editoriales hasta ese estilo característico de formas redondeadas, aunque, curiosamente, conservó las aristas de su estilo inicial en las barbas de sus personajes. La primera cualidad que resalta al contemplar sus espléndidas páginas es su sentido de la composición, del ritmo, de la movilidad. En sus páginas, todos los elementos están perfectamente equilibrados, al servicio del movimiento y expresividad que Martz-Schmidt sabe imprimir a sus historietas, caracterizadas por la continua sucesión de gags, con una comicidad absurda y disparatada. Schmidt fue un extraordinario profesional, meticuloso y perfeccionista, que cuidaba al máximo sus detalles: contemplad las magníficas mansiones y palacios que pueblan las viñetas de Deliranta Rococó; introducíos en los lóbregos y sinuosos corredores del Castillo Nosferatu. Martz Schmidt ha sabido dar lo mejor de sí mismo en este dificil arte que es el cómic.



Grandes creaciones y arquetipos

El Doctor Cataplasma es uno de los personajes más queridos y populares de nuestro autor. Creado en 1953, es la unica de sus creaciones clásicas que continuó publicando en los últimos años, ya en solitario o en manos de los artistas de su equipo, pues el se dedicó preferentemente a Deliranta Rococó. El Doctor merece un puesto de honor entre los clásicos de la historieta cómica española... sin olvidarnos de la entrañable fámula de color Panchita. Ella es el perfecto contrapunto humorístico del Doctor y de hecho, nuestro autor repitió el esquema en creaciones posteriores. El protagonista bajito con poblada barba o bigote parece ser su preferido: Troglodito, Tragacanto, Rasputín o El Sheriff Chiquito corresponden a este arquetipo iniciado con el doctor. Y a su vez sus respectivos oponentes lucen orondas formas y elevadas estaturas: La esposa de Troglodito, El bedel Petronio, el indio Ojo de Canguro. En Deliranta, el arquetipo se invierte y a ella corresponden las formas redondas y de gran tamaño en oposición al minúsculo “menordomo” Braulio. Tambien Pepe K.O. es un gigantesco bruto frente a su pequeño-y tiránico- jefe o a la escuálida portera. En todas estas creaciones es de destacar la importancia de los secundarios citados, que a menudo roban protagonismo a los titulares de la historieta.

 

El Sheriff Chiquito.
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Martz-Schmidt y los niños

Los niños siempre han ocupado un lugar destacado en la obra de schmidt y ello es lógico, pues consagró su labor viñetera a las revistas infantiles. En algunas historietas del profesor Tragacanto, en la Pandilla Cu-Cux-Plaf o en Doña Urraca en el castillo Nosferatu son protagonistas absolutos. Al igual que en sus otras creaciones, el autor utiliza también arquetipos: el niño inteligente, el travieso, el gordito... en ellos deposita toda su ternura y simpatía y a menudo se sirve de ellos para mostrar la dualidad entre la inocencia y la perversión, como en La Pandilla (en oposición al malvado Fantomas Pérez) o El castillo Nosferatu (contra Dª Urraca y su cuadrilla). Quizá sean sus más genuinas creaciones, porque son los vástagos de un autor que siempre conservó su alma de niño.

 

 

Ver también

Los personajes de Martz-Schmidt

 

 

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