¡Oh, el mundo gira!

 

 

DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 50
30-06-99
Las narices, va bien
Cada vez se paga más por un piso en cualquier ciudad española. Pero cada vez se demandan más pisos en venta. Cada vez es más y más caro tener una casa en propiedad. Y los constructores se frotan las manos con más fruición que de costumbre. Los intermediarios del gremio suben los precios alegremente, porque aunque un ladrillo valga el doble, hay miles de millones de pesetas ocultos que no se resignan a desaparecer con la llegada del euro. Y porque las bonanzas económicas se hacen notar en los bolsillos de los especuladores, y sólo en sus bolsillos. La gente que no tiene un duro sigue mirando absorta el precio de las casas, y sigue empecinada en mostrar la verdad con su existencia mísera: analfabetismo, incultura, condiciones de vida que incluyen el hacinamiento y la ausencia de higiene. Son las características de miles de núcleos familiares que viven por debajo del umbral de la pobreza, cuando no por debajo del umbral de un puente. Y cuando venga la crisis, los que ahora se enriquecen a velocidad uniformemente acelerada, se enriquecerán al ralentí. Y los que no acceden a chalets con estanque de pirañas o con zoológico privado, como algún abogado madrileño prototipo de la mala hierba, se arrastran desesperados de una a otra empresa de trabajo temporal. Y la asociación de empresas de trabajo temporal se queja de que el senado español ha aprobado la equiparación de salarios de sus esclavos con los trabajadores. La sede de esa asociación, por no llamarla secta satánica, seguramente estará en un cuarto piso sin ascensor y sin calefacción, y compartirá cuarenta metros cuadrados con diez o doce asociaciones más. España va fenomenal para algunos tiparracos, sin duda, pero para los que llevan cinco niños de la mano y pensar en un piso en propiedad les arranca una carcajada caníbal, las narices va bien.

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