¡Oh, el mundo gira!

 

 

DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 61
11-07-99
Evangélicos, camellos y los del género
Con sus cánticos sustituyen las rumbas gritonas, pero luego salen de las iglesias autogestionadas y siguen dando palmas. Es la alegría de vivir de estos nómadas que cuando se asientan no pueden estar dentro de sus casas, y pasan el día en la calle, con los niños revoloteando y las sillas en las aceras. Los hay que se dedican al trapicheo, pero los pastores arremeten contra ellos en los sermones. Es la lacra de la raza, dicen muchos jefes de clan. Pero clanes enteros se dedican a lo que les dejan dedicarse los payos. No vayan a ocupar los puestos de responsabilidad. En los lejanos Balcanes, viven días angustiosos encerrados en colegios en ruinas, huyendo de los kosovares. Dicen que provienen de la India, desde donde se propagaron a toda Europa, empezando por el centro, por la zona donde ahora les encierran. Su negocio legal suele ser la venta de género, es decir, calcetines y tela de forrar sofás en los mercadillos ambulantes, y una minoría se gana la vida como artista. Son sólo cuatro, pero se les ve en la televisión cantando y bailando. Un diputado socialista viene representándoles desde la transición en el congreso, pero sus maneras son de payo y sus palabras también. Las bodas, las hogueras, las cadenas de oro, la tez morena, los niños, las rumbas, el evangelio, la heroína, las chabolas con antena parabólica, el regateo, los vestidos negros, las furgonetas, el cocido, la televisión, los poblados marginales... Ahora son compartidos con los portugueses, con los ancianos, con los marroquíes, senegaleses, argelinos, rumanos, prostitutas, yonquis, alcohólicos, y pobres en general. Son guetos en el centro de nuestras ciudades, donde la alegría de vivir de los gitanos pone el contrapunto a tanta miseria. La que ha provocado la bajeza moral de los payos, que siguen acusando al pueblo gitano de estirpe de ladrones, olvidando el género fresco que ofrecen los rostros pálidos, desde don Jesús Gil y Gil hasta Mario Conde, pasando por Josep Piqué, Rodrigo Rato, Abel Matutes o tantos y tantos ministros que en el mundo han sido.

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