¡Oh, el mundo gira!

 

 

DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 78
26-07-99
Hablando se viste la mona
Llevamos los humanos unas cuantas décadas estudiando el comportamiento de los simios. Uno de los avances más espectaculares en el estudio de estos animales hermanos fue el descubrimiento de que utilizaban herramientas para cazar, lo cual desterraba la clásica diferenciación entre ellos y nosotros. Había que buscar otra, y se afirmaba que el lenguaje era patrimonio exclusivo del ser humano. Pero a medida que las investigaciones sobre el tema han ido avanzando, las pruebas de que no hay diferencia alguna entre cualquier orangután con sus facultades mentales disminuidas y, por ejemplo, el alcalde de Marbella o un gobernador civil escogido al azar, empiezan a ser concluyentes. Llega ahora la reseña de que en Atlanta viven un chimpancé que habla en inglés a través de un ordenador, y un orangután que pide hamburguesas por favor. La organización social de estos peludos es idéntica a la nuestra. Un jefe, que mantiene a raya a sus súdbitos, y una serie de familias piramidal que acata las leyes del grupo. Ahora los chimpancés y los orangutanes norteamericanos hablan la lengua del imperio y piden café con educación. Sin duda, en cuatro días el argumento de El Planeta de los Simios será una realidad. Y veremos desde nuestras celdas cómo los orangutanes siguen la labor emprendida por el hombre en el planeta: destrucción, desertización, contaminación, especulación, devastación, desolación, fragmentación, desintegración, descomposición, corrupción, aflicción, desesperación, ocultación, frustración, desilusión, consternación, irritación, humillación, abyección, degradación, eliminación y televisión.
 

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