¡Oh, el mundo gira!

 

 

DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 80
28-07-99
Tarzán, Fidel y compañía
Fidel Castro es el líder mundial más interesante como espectáculo. Cuando se celebran las cumbres latinoamericanas, ningún otro muermo de los que asisten ostenta ni de lejos el atractivo del líder de la revolución cubana. Este señor, que tiene a su favor a la mayor parte de su pueblo, y en su contra al resto del mundo, dirige las riendas del poder en Cuba con mano férrea e hiperdisciplinada. Por ello, lo normal sería que tuviera en contra a su pueblo y al resto del mundo a su favor, por su defensa de valores como la independencia o la igualdad. La lógica en política no existe, y menos aún en Cuba, donde la lógica simplemente no existe. Y Fidel acaba de enviar al golpista venezolano Chávez un telegrama de felicitación. Castro es un símbolo universal de lucha contra la opresión, y Chávez un petimetre que juega con un país humillado, pero los dos tienen en común un entrañable personaje: Tarzán. Si el hombre mono gritaba, todos los animales acudían a su llamada, como Fidel cuando discursea congrega a miles de cubanos. Si Tarzán viste traje y corbata, Nueva York aguanta la respiración esperando que se arranque esas vestimentas incómodas, como Castro cuando se ve obligado a sustituir el uniforme verde oliva por el traje de paisano, que parece como si de un maniquí gigante saliese la cabeza barbada de un viejo guerrillero. Y si una comisión integrista de judíos ortodoxos temerosos de dios ha elevado una queja por el pequeño tamaño del taparrabos en los anuncios del Tarzán de Disney en Israel, es porque los hombres mono en general tienen muy poco sentido del pudor. Como Hugo Chávez, que reforma constituciones o baila sobre las miserias de un pueblo que le vota, porque sólo puede elegir entre este payaso fascista o el anterior presidente, un asesino de masas. Tarzán, en su ingenuidad selvática, referencia de revolucionarios idealistas y de peligrosos populistas. Es la ley de la selva, como siempre.

VOLVER A MELGUENCIO