¡Oh, el mundo gira!

 

 

DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 89
08-10-99
Cadáver frío
Hace unos días falleció el antiguo Gobernador del Banco de España, don Mariano Rubio. Con él murió un símbolo claro de la represión y el latrocinio. En primer lugar, y atendiendo al cargo que desempeñó, se trataba de un representante del inmenso poder del dinero: incluso firmaba los billetes. Ejercía de controlador de nuestro gasto, de nuestra vida. Pero además, este caballero se dedicó a utilizar en beneficio propio la información que manejaba, invirtiendo en las empresas que sólo él y su círculo mafioso sabían que iban a producir beneficios. Este prototipo de inmoral estafador era el marido de una corrupta ganadora de premios literarios amañados. Viuda que queda viva para seguir paseando por el mundo la verdadera cara oculta del ser humano: la de quienes a costa de la miseria de la mayoría viven alegremente en la opulencia. La fama de este personaje se creó a raíz de la confabulación de los poderes fácticos del país con un puñado de ambiciosos y otro de ingenuos, para echar del poder al anterior presidente del gobierno. Una serie de noticias sobre las alcantarillas del estado y algunos lamparones sobre las solapas del Partido Socialista hicieron la labor de acoso y derribo. Que el encargado del dinero fuese un ladrón venía bien a la causa. Con el fiambre todavía caliente, don Rodrigo Rato manifestó que el muerto era ante todo un brillante profesional, que había modernizado la economía española. Y lo decía uno de los representantes máximos de los que acabaron con el anterior gobierno por cualquier medio, denunciando como propias de los socialistas las prácticas habituales del que ostenta el poder (asesinato, hurto, engaño). Trileros estafadores, gentes sin escrúpulos, buitres carroñeros, zafios matachines. Estas gentes que hoy en el poder triplican el robo, puesto que siempre han poseído lo ajeno y ahora se lo reparten entre carcajadas, demuestran su atroz chulería cuando alaban la trayectoria de quien denunciaron. Mariano Rubio, o mejor dicho su cadáver ya frío, es toda una lección de Historia para los niños. Para los hijos de los asesinos y para los de las víctimas.

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