¡Oh, el mundo gira!

 

 

DISCURS.O.S. por Melguencio Melchavas
Número 126
11-1-2000
La Charanga del tío Honorio
El ministro de Defensa del gobierno español, Eduardo Serra, era un alto cargo del mismo ministerio cuando gobernaba Felipe González. Esto deja claro que su ultraderechismo es igualmente efectivo al lado de unos u otros, en clara afinidad con los militares a los que defiende y con los ideales que escupe. El caballero se ha permitido hacer unas declaraciones que dejan fuera de duda nuestras afirmaciones anteriores. Y si no, escrutémoslas. "Si hubiera un movimiento para arrebatar a España de una parte de su territorio, para eso está la Constitución, que dice que actúen las Fuerzas Armadas". Uno de los puntos negros de nuestra Carta Magna, el motivo principal por el que los vascos la rechazaron por mayoría, es ensalzado por el ministro de Defensa. Defender la intervención de los militares es promover lo contrario de la democracia. Pero sigue. "Patriotismo es el amor a la tierra de uno y nacionalismo es el odio a la tierra del vecino". Aunque la frase se cae por su propia ilógica lingüística, habrá que volver a aclarar que un patriota es quien, obcecado, ama un pedazo de tierra, igual que un nacionalista, cuya obcecación es exactamente la misma. Y la obcecación, sin duda, conduce al odio, tanto por parte del patriota nacionalista español como por parte del patriota nacionalista andorrano. Sigamos: "Las fuerzas armadas son una representación muy genuina de la sociedad". Menos mal que el señor ministro se vuelve a equivocar, porque sería terrorífico ir por nuestras calles desfilando, a la orden de sádicos mandos intermedios, y gritando nuestra hombría, por no recordar una vez más los dos verbos que caracterizan a todo militar: matar y morir. Aunque todo esto serían disquisiciones sin importancia, estados de inconsciencia transitorios de un caballero español, si no fuera porque añade. "La modernización de los ejércitos exigirá un aumento de los gastos"; y entonces despertamos: no era un pobre insensato, sino quien decide si el dinero que recauda el estado se invierte en escuelas, carreteras, fiestas e investigación o en bombas, cuarteles, uniformes y pistolas... Ah, menos mal... luego aclara: "La españolidad sirve para definir conceptos enteros, como el honor o El Quijote". Y entonces queda por fin todo aclarado. El Quijote le debe de sonar de algo, aunque no sepa que representa lo contrario que su escuchimizada figura. ¡Pero el honor, esa lacra, ese sentimiento de sangre azul, ese horrible concepto que olvida la infancia, la risa y la ternura para ensalzar la desigualdad y el desprecio...! Ese resumen de iniquidades que tan bien encarna el Gobierno Español y su ministro, la Charanga del tío Honorio.
 

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