Filmoteca de Zaragoza: cosecha del 81

I: Investigación y Archivo

 

Fundada como tal, la Filmoteca de Zaragoza nació el 17 de junio de 1981, siendo así una de las más veteranas de las 11 que hay en nuestro país, con Manuel Rotellar Mata (Zaragoza, 1923-1984) como director del Departamento de Investigación y Archivo. Rotellar, miembro del mítico Cineclub de Zaragoza, crítico cinematográfico -con una amplia labor en radio, prensa y colaboraciones con enciclopdias- y co-fundador de la productora Moncayo Films, no llegó de vacío a su destino, pues inauguró su archivo con el legado de toda una vida de coleccionismo: fotogramas, carteles, programas, películas... Por desgracia, Rotellar falleció tres años después, dejando el Departamento vacío hasta que Ana Marquesán lo ocupó en 1989, cuando el acceso de los que hoy trabajan con ella se reguló por oposición. Desde la sede situada en el Cuartel palafox. C/ . Domingo Miral, s/n., hablamos con ella acerca del su trabajo.

Siete de Aragón: ¿Qué sucedió tras la muerte de Rotellar?

Ana Marquesán: El departamento quedó vacío; y luego estaban los plazos legales de las oposiciones para ocupar los diferentes puestos. En ese período, el Ayuntamiento recuperó los fondos de Manuel y al llegar yo, en 1989, nos encontramos con un importante fondo base de libros de toda la Historia del Cine español. A partir de allí lo fuimos ampliando con nuevos depósitos -de Pomarón, Duce, Monesma...-, recuperamos películas, compramos el fondo de Tartaj en 1991 y hemos seguido. También es importante el espacio, ya que comenzamos en un sitio pequeño.
Además, cineastas de la tierra depositan aquí sus películas -Eduardo Ducay, Antonio Isasi...- para su estudio y conservación.

S.A.: ¿Cuál es la relación del departamento con otras filmotecas?

A.M.: Depende de los servicios. Por ejemplo: con la Filmoteca Nacional, en Madrid, intercambiamos materiales con el Servicio de Documentación y con el de Archivo gráfico, de tal forma que los investigadores se mueven de una filmoteca a otra. Y lo mismo con otras filmotecas, sabiendo qué tipo de Servicio de Documentación tienen - biblioteca, fotografías, películas...- y su dimensión. En cuanto los fondos en soporte de nitrato, los tenemos depositados en la Filmoteca Nacional porque ellos poseen unas condiciones de almacenamiento ideales, y vamos allí cuando tenemos que hacer un trabajo o una restauración sobre este soporte.
Respecto a la restauración, hemos trabajado en ciertos títulos con la Filmoteca Nacional, la del País Vasco y la de Valencia, que junto con la de la de Cataluña son las que tienen fondos antiguos para restauración.


S.A.:¿Cómo beneficia esto al investigador?

A.M.: Hay dos figuras. La del aficionado y la de investigador en sí, que fundamentalmente son estudiantes de letras y luego casos concretos. Estamos abiertos al público en general -de lunes a viernes y de 9.30 a 13.30-, pero tenemos cuidado en pasar películas para evitar su deterioro. Ofrecemos unos ficheros separados por material fotográfico y monografías, al estilo de una biblioteca, a partir de los cuales sacamos al estudioso lo que necesita. Hay un servicio de reprografía para aquellos materiales cuyos derechos de autor permitan su reproducción.
Aquí se han realizado tesis doctorales como las de Amparo Martínez (Los cines de Zaragoza: 1896-1936), Roberto Sánchez (Cine de papel: el cartel de cine en España), o los trabajos de Pablo Pérez y Javier Hernández.

S.A.: Orosia (1943), Carne de Fieras (1936), Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza y Abajo los hombres (1935) son, por orden de trabajo, los títulos que marcan vuestra labor como restauradores y cada uno tiene un origen diferente...

A.M.: En el caso de Carne de fieras estaba entre el material que adquirimos a Raúl Tartaj -de 2.000 a 3.000 latas en total- en 1991. Era una cinta de la que se hizo sólo un pre-montaje y más tarde su director, Armand Guerra, marchó a las trincheras durante la Guerra Civil española, al final de la cual su productor quiso estrenarla, pero los desnudos eran muy fuertes para la época e intentó colocarle un bañador a su protagonista dibujando fotograma a fotograma en unos laboratorios italianos, pero era muy caro. Al final el material acabó en un trastero de los familiares del productor hasta que Tartaj lo halló en el rastro madrileño medio siglo después.
Y también hemos hecho, en colaboración con otras filmotecas, trabajos más cortos pero no menos importantes, como la recuperación de imágenes antíguas de Zaragoza.

S.A.: Luego ha habido estrenos sonados a nivel institucional

A.M.: La labor de restauración es muy oscura y hay que darle difusión para que el público participe de ella y se dé cuenta de que hace falta dinero para seguir, porque el proceso es muy caro, lento y esforzado. Pero esto no es una fábrica: afrontamos una restauración cada cierto tiempo. Otra cosa es que documentos de menor riesgo -como el vídeo Zaragoza, panorámica de medio siglo, difundido por el Heraldo de Aragón- se ofrezcan al público de forma que puedan ser entendidos, porque si presentas horas de material de archivo documental sin un trabajo previo de selección y clasificación uno acaba desquiciado. Ahora la gente ya usa algo de nuestra jerga, y eso me gusta porque ya no hay que explicar lo que antes sí se debía y el público se preocupa por las cintas.

S.A.: ¿Cómo resulta el proceso de la restauración?

A.M.: Cada película es diferente cuando llega a tus manos: copias en perfectas condiciones, a las que les falta material, con defectos en la perforaciones, con una parte en negativo y otra en positivo, rayadas, con virados...
Lo primero es clasificar, establecer la continuidad y el estado de conservación. Luego -el ejemplo es con soporte de nitrato-, siempre que tenemos un positivo hemos de pasarlo a un contratipo -negativo de bajo contraste o de conservación- y revelarlo a su vez para conseguir un positivo de seguridad.
Y para trabajar tenemos diversos procesos: el de fotografiar, pasar a negativo, revelar, etalonar, cortar y pegar, fotograma a fotograma o el de, con un ordenador, diseñar el tratamiento - velocidad, líquidos para rellenar rayas...- de cada fragmento. Y hay otros sistemas... Todo depende de las lesiones de la copia.


El Departamento de Investigación y Archivo de la Filmoteca de Zaragoza posee un archivo fílmico de unos 900 títulos en nitrato documentales y de cine mudo español y extranjero guardados en la Filmoteca Nacional de España, además de los títulos en acetato y poliéster que se guardan aquí; un archivo audiovisual de más de 800 títulos; una fonoteca con testimonios, música y diálogos de películas; una biblioteca con 12.000 monografías y una hemeroteca con el mismo número de fascículos. Además hallamos un servicio de documentación con 50.000 entradas ( guiones, prospectos...), unos 60.000 ejemplares de prensa y un archivo gráfico de 30.000 unidades (transparencias, carteles...). Todo ello es de servicio público gratuito sin préstamo. Para cualquier consulta, su teléfono es el (976) 55 11 84.

Entre los trabajos de restauración se han recuperado cintas como El proceso Clemenceau (1917) o el Satanás (1924) escrita por Robert Wiene y dirigida por F.W. Murnau -un fragmento suyo se empleó para inaugurar la penúltima sala de exhibición de la Filmoteca, dependiente de la CAI- . Logros como el de Orosia (que permaneció en un saco, junto a una calefacción, durante medio siglo) o el de Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza (que vino a celebrar el Día de Aragón de 1994, presentándose en el centenario del cine cuando se dudaba de su estatus como la primera cinta de nuestra cinematografía), demuestran la calidad de la labor del equipo capitaneado por Ana Marquesán.

Carlos E. Gracia


 

(Publicado en Siete de Aragón, 1998)

 

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