PORQUERÍA ECLESIÁSTICA

Por Antonio Tausiet

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Nuestro fundado odio acérrimo a todo lo que huela a religión, iglesia y curas se ve fortalecido con las últimas noticias respecto a las continuas violaciones de monjas por sacerdotes, reconocidas por el mismísimo Vaticano. Un detallado informe describe casos de violencia sexual dentro de la iglesia católica (católico quiere decir universal) en 23 países, entre ellos Italia, Estados Unidos, Irlanda, Burundi o la India. Aspirantes a monjas, violadas por los curas que deciden su ingreso; curas que llevan a abortar a monjas... hasta un cura violador que ofició el funeral de la monja muerta al obligarle a abortar. Estas costumbres de los religiosos se han incrementado con la difusión del sida, que ha convertido a las monjas en objeto sexual prioritario para los sacerdotes, al considerarlas población no infectada. Muchos de los clérigos piden permiso a la madre superiora de los conventos para violar a las monjas, que se concede: hay comunidades de 20 en las que todas quedan embarazadas. Los obispos, más avanzados, obligan a las monjas a tomar la píldora. Cuando uno de estos casos llega a las más altas jerarquías, las hermanas son expulsadas fulminantemente, y los padres sólo trasladados. Este grupo de humanos execrable y machista que nos viene martirizando desde hace 2000 años con sus irracionales prohibiciones en materia sexual, no sólo no se aplica el cuento en su propio seno, sino que comete felonías tales como el abuso con violencia hasta llegar al asesinato impune. Esperemos que estas noticias sean el principio del fin del montaje y acabemos todos olvidando a la Virgen María, a Jesús de Nazareth y a toda esa pandilla de tipejos repugnantes que han venido detrás.