Volver a Palabras a la brasa

LIBERTINAJE, DISCRIMINACIÓN Y MEMORIA
Por Antonio Tausiet
www.tausiet.com

 

Ya basta de buenas palabras. Ya basta de oenegés. Ya basta de chocolate jesuita. Los Derechos Humanos son papel mojado, las buenas intenciones producen millones de muertos y la Solidaridad Internacional de los Pueblos se queda en cuatro vacunas. Menos velas encendidas y pancartas papanatas.

Los gobiernos de esta Tierra están actuando ya sin tapujos contra todos sus pueblos, aliados con las corporaciones multinacionales (véase esa bomba de relojería que es el documental canadiense "La corporación. La búsqueda patológica del dinero y el poder").

Parece un discurso de otros tiempos, pero el problema de la injusticia entre los humanos se ha agudizado hasta la náusea y la vergüenza. Esa libertad que nos vendieron y ahora nos alquilan a precios astronómicos ha de ser ya el "libertinaje" que nos prohibieron. Asaltemos sus sedes, pirateemos todas sus obras de arte, liberemos nuestros instintos de humanos amatorios y primarios para abrir los brazos por las calles y gritar sin miedo que somos verdaderamente libres, que no le tenemos miedo a nada porque sabemos que de todos modos, sutil o directamente, nos van a matar igual.

Forcemos hasta el límite más escondido el concepto de igualdad. Acabemos con ese hueco panfleto que son las constituciones supuestamente democráticas, ataquemos desde dentro y obliguemos a modificar sus leyes patriarcales instaurando discriminaciones positivas en todos los ámbitos hasta alcanzar la igualdad real. Mujeres, minorías étnicas, homosexuales, marginados, desheredados, han de ser los que ocupen los primeros puestos hasta acabar con las flagrantes injusticias sociales.

Y no nos dejemos seducir por los espectáculos baratos de fraternidad. Los coros y cantos de los zulúes con taparrabos y las sardanas esperpénticas de los fórums especulativos no tienen nada que ver con la verdadera multiculturalidad. El hermanamiento sin memoria, el perdón de los pecados y la vida eterna son paparruchas insostenibles. Utilicemos la herramienta de la memoria para perseguir sin descanso a todos los genocidas, y vivamos verdaderamente el internacionalismo como una forma eficaz de machacar unidos y sin piedad a esos vendepatrias que nos están haciendo la vida imposible para poder seguir cómodos con sus consignas descafeinadas, hipócritas y soeces. A la mierda eso de "libertad, igualdad y fraternidad". Han corrompido hasta lo más bello. Contraataquemos.