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LA INCINERADORA

revista de opinión cinematografica
número 9

 

 

LA CIUDAD NO ES PARA MÍ

Luis Antonio Alarcón, el cine y Aragón (go home)

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Retorno a los Buñuel

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Reconozco que este artículo no va a servir para mucho. Lo fundamental ya se ha dicho y es que nos hemos quedado sin unas salas de cine que, en este momento, más que por su historia eran importantes por darnos la oportunidad de ver películas que solamente se estrenaban allí. Es decir, que si ya nos quejábamos de los muchos estrenos interesantes que a menudo nos sisan en Zaragoza, ahora aún vamos a tener menos. Porque, no nos engañemos, los nuevos cines que se anuncian para un futuro inmediato exhibirán prácticamente las mismas películas que todos, como sucedió con los Augusta y los Warner (ahora Grancasa ya que forman parte de la cadena Cinesa). Ojalá me equivoque. De momento ya se está notando su ausencia, pues en dos de las tres semanas que han pasado desde que cerraron se han estrenado bastantes menos películas de las posibles. Pese a todo esto y a la consiguiente tristeza que nos embargó a muchos cinéfilos de la ciudad, hay un aspecto en torno al cierre de estas salas que creo es conveniente matizar. Se ha hablado de que los Buñuel se hundieron por la falta de asistencia del público necesario. Casi como si éste fuera el único motivo para que ya no vuelvan a abrir sus puertas. Incluso, una de las trabajadoras comentaba el último día de funcionamiento que ya podía haber ido antes el numeroso público que en aquella jornada se acercó a alguna sesión. Evidentemente, que unos cines apenas tengan espectadores da como resultado que acaben desapareciendo. Pero habría que analizar cómo se llega a esa situación, porque la culpa no puede achacarse exclusivamente al público. Cuando los Aragón y los Goya fueron clausurados, Lauren Films habló de centrarse en los Buñuel y volcarse en ellos. Pues bien, en los casi dos años que han pasado entre ambos acontecimientos no se hizo nada con estas salas. Ni se abrió el local anexo, ni se ofrecieron ventajas, ni se tomaron medidas, ni se mejoró nada. Muy al contrario, se dejó pasar el tiempo e incluso se abandonó el mantenimiento. No es normal dejar una mancha bastante aparente en una de las pantallas sin limpiar o que no se cambie una luz de emergencia que está todo el rato temblando con las molestias subsiguientes. Conozco buenos aficionados al cine que dejaron de ir a los Buñuel por estos motivos. Preferían perderse momentáneamente la película a verla en malas condiciones. Si no ofreces unos servicios de calidad en las instalaciones la gente va desertando. Hoy día hay mucha competencia e ir al cine con frecuencia resulta un gasto importante. Por eso se tendría que haber hecho algo. Dinamizar de algún modo unas salas que no podían luchar con el tamaño de las pantallas o con los sistemas de sonido de otros cines. Entradas más baratas, tarjetas de fidelización, inventarse días especiales como hacen en otras ciudades… Quizá el resultado acabara siendo el mismo pero si no se intenta nunca se sabrá. Por supuesto era el camino difícil y si Lauren Films ya estaba en una situación delicada probablemente ni se lo plantearon. Están en su derecho y es comprensible. Sin embargo y en cualquier caso, la primera estocada que sufrieron los Buñuel se la asestó la propia empresa.

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Luis Antonio Alarcón
Zaragoza, 27 de julio de 2007
www.cinegoza.blogspot.com

 

Nota: La foto la he tomado prestada del álbum creado por El sueño de la marmota el día del cierre de los Buñuel. Pueden verse todas aquí.

 

 
www.tausiet.com